Una lírica exploración de todos los matices de la desesperación; un vademécum de los demonios de Emil Cioran. Heme aquí, ante el túmulo de Cioran en París. Le debo mucho a este pensador. Le debo el no estar solo ante el abismo del dolor. Roberto Saviano
Cioran es una de las mentes más delicadas y de escritura realmente poderosa de hoy. Matiz, ironía y refinamiento son las esencias de su pensamiento. Susan Sontag
En sus ruinas encuentro cobijo. Carta de Samuel Beckett a Emil Cioran
Este pesimista, que nos reveló la vaciedad de todo lo que calificamos de útil y necesario, nos ayudó, paradójicamente, a vivir. Octavio Paz
Escrito en París entre 1940 y 1946, Breviario de los vencidos es el último libro que Cioran escribió en lengua rumana. Tras una corta estancia en Alemania como becario y una fugaz experiencia como profesor de filosofía en un instituto de Brasov, que el propio autor no dudó en calificar de catastrófica , Cioran se instala definitivamente en la capital de Francia. A partir de entonces escribirá todos sus libros en francés. Imaginemos a este antiprofeta del siglo xx mientras pasea su soledad por las noches de París en uno de los momentos más terribles que atraviesa la ciudad, acosado por el insomnio y el tedio que suscita en él el pobre espectáculo de una civilización debilitada. En las primeras páginas de este libro, Cioran declara: Vivir: especializarse en el error. Burlarse de las verdades indubitadas, no hacer caso de lo absoluto, tomar a broma la muerte y transformar lo infinito en azar. El mero hecho de ser es tan grave que, comparado con él, Dios es pura bagatela . Con apenas treinta años, cuando empieza la redacción de este anticonvencional breviario , su autor ya es plenamente dueño de unas obsesiones que nunca dejarán de acompañarle: el esteticismo que hace del arte la única excusa para seguir en este mundo; el nihilismo que busca en el goce del instante el único absoluto o la nostalgia de un paraíso del que fuimos expulsados. Provocador, irónico y sarcástico como pocos autores, los aforismos de Emil Cioran son una lectura adictiva.